Lo veo todos los días en la Clínica: cuando os veis bien, cuando os queréis más, podéis querer mejor.

Detrás de una iniciativa estética, muchas veces se esconden sentimientos y necesidades más profundas. 

Me gusta contar que suelo atender a personas “normales”: trabajadores, hijos, padres de familia, amantes…  No se trata de personas que no estén a gusto consigo mismas o que no acepten su edad, sino de personas que buscan formas de mejorar y sentirse mejor. Detrás de esta meta muchas veces existe un deseo:  animarse. Porque cuando nos cuidamos y nos sentimos bien, somos capaces de cumplir mejor todos esos papeles.

Me gusta pensar también que un tratamiento estético puede ser el inicio de nuevas rutinas y medidas para cuidarse y esto repercute en vuestras relaciones sociales.

Me han pedido que este mes escriba algo relacionado con el amor. Y este sería mi mensaje: primero, quiérete.

¿Y qué tipo de tratamiento os recomendaría para quererse más?

Es una cuestión muy personal y por eso siempre os hago un diagnóstico facial antes de iniciar cualquier tratamiento. Me sirve para entender lo que cada uno busca detrás de conseguir su estética puntual. No se trata solo de rellenar unas arrugas, sino de perfeccionar lo que el rostro trasmite. A veces lo que vemos en el espejo no corresponde con lo que sentimos. El objetivo de mis tratamientos es buscar signos negativos y mejorarlos. Buscar el “pequeño algo”, esa sutileza que hace que parezcas y seas más feliz.

Y, ¿cómo? ¡Depende!

Podemos, por ejemplo, quitar dureza, tristeza, sensación de enfado o cansancio . En este caso se trata en general de mejorar la mirada suavizando las arrugas de expresión o tratando las ojeras y los pómulos.

En otros casos el objetivo será transmitir más salud, aportando luz, hidratación y brillo en la piel. Nos orientaremos en un tratamiento de calidad de piel: skinbooster, mesoterapia o luz pulsada. 

Por otra parte, podría ser el momento de mejorar nuestro cuerpo. Si se trata de sobrepeso, antes de iniciar tratamientos corporales “mágicos” (que no los hay) os recomendaría siempre una dieta, mejorar los hábitos y el sedentarismo. Conseguir interiorizarla NO como una restricción o algo negativo sino como un nueva forma de vivir y disfrutar. Los tratamientos de medicina intervienen donde la dieta no llega: reduce la celulitis, grasa localizada, microvarices, cicatrices…

Otras personas, quizás, en el mes del amor querrán potenciar su carácter femenino con un sutil aumento de labios o pómulos o, en el caso de los hombres, aportar y definir los ángulos masculinos. En esos casos recurrimos a los rellenos con acido hialurónico. 

En fin, existen muchos caminos para encontrar seguridad en si misma/o y quererse más. En realidad, lo mismo que en el amor, no hay que esperar a San Valentin para hacerlo, ¡pero podría ser la excusa para darte ese regalo! ¡Y me parece perfecto!